Vicente Fernández Gómez quien siempre quiso ser un ídolo como Pedro Infante, Juan Gabriel o José José, y cuya máquina publicitaria lo convirtió en el primer ranchero creado para la televisión monopólica que siempre nos hizo creer que Fernández era el único capaz de llenar La Plaza México (cuando sin tanta publicidad direccionista, ya lo logró también Yuridia), fue acusado de firmar cantantes para congelarlos o bloquearlos discográficamente, para que fuera el único vendedor y pudiera ocupar un lugar que ocupaba José Alfredo Jiménez o Javier Solís, pero que nadie ha podido llenar. Hoy nuestra música con Mariachi vislumbra una figura femenina para este género que no pido ocupar Ángeles Ochoa ni Rosy Árango y que trató de hacerlo Aída Cuevas bajo el aval de Vicente Fernández, y tal figura es Majo Aguilar, nada menos que la nieta de Antonio Aguilar y que también se encamina a superar la carrera de su propio abuelo. Con tan sólo diez años de carrera, Majo ya es una embajadora de nuestra música y con una popularidad y aceptación mayor a la de su prima Angela Aguilar con todo y el apoyo mediático pagado por parte de su padre Pepe y que de la propia Camila Fernández, nieta de Vicente. Y aunque Majo ha tenido producciones por voluntad propia junto con Álex Fernández, nieto del finado Vicente Fernández, lo cierto es que de vivir el Charro de Huentitán, con su influencia en la industria de la música con Mariachi, ya hubiera sido una piedra en el camino para Majo como lo fue para tantos cantantes ya que la estaría condenando a ser una simple acompañante de su nieto e hijo de Alejandro Fernández, salvo que al menos la hubiera querido adoptar en el medio artístico como lo hizo con Pedrito Fernández, aunque tal adopción hubiera sido en perjuicio de su nieta Camila, quien aunque cuenta con mayor simpatía que su abuelo, resulta que con los mismos años de carrera que Majo, se encuentra al menos por ahora, a mucha baja distancia que la cantautora cdmxense. El diluvio que fue Vicente Fernández en una época en que la estrategia era no tener competencia por medio d ela influencia empresarial y contar con un solo aparador que era el programa de Raúl Velasco, solamente reflejaba el momento histórico y político que vivía un país con abusos tan grandes como su riqueza cultural y el talento de sus artistas como Majo Aguilar, quien en otra época del país, avanza con éxito y sin suelos empedrados ni con charcos.