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sábado, 22 de octubre de 2022

EL RETIRO DE SERRAT CON UN ADIOS PARA LA CDMX EN EL ZOCALO CAPITALINO

 




























Después de visitar en Palacio Nacional al primer Presidente de izquierda en la historia de México, Joan  Manuel Serrat se despidió de México  con 57 años de carrera, y lo hizo en el zócalo capitalino ante 80 mil asistentes que confundían sus lágrimas con la insistente lluvia en la última presentación en la carrera del cantautor español en la ciudad que lo vio nacer. Sus canciones con principios filosóficos y de  elemental de ética, ahora parecían insultos para el retrogradismo resistente a los cambios del país, quienes acusaban al público inteligente que se citó en la plaza de la constitución,  como files sobrevivientes  de la música de Serrat,  y quien al contemplar con el Presidente López Obrador el cuadro de Diego Rivera, reflexionó de  que Marx todavía no está ni muerto ni enterrado. En el patio público que vigila una  Catedral, y  que una vez pisó el propio Che Guevara y Fidel Castro con sus sueños de cambiar la situación política de Cuba, y en donde hace unas semanas también se presentó Silvio Rodríguez en concierto, -quien es el segundo más importante cantor de denuncia-,  ahora Serrat entonaba a los cuatro vientos en la plaza más grande del mundo, el tema "Para la libertad", y transmitía a las nuevas generaciones de mexicanos, herencias musicales como "Cantares" o "Es caprichoso el azar" que interpretó acompañado de la cantante Úrsula Amargós. "Para mí es un gusto terrible estar en este zócalo lindo y querido, aparquen cualquier atisbo de nostalgia y melancolía, piensen seriamente que a partir de ahora todo, absolutamente todo, es futuro" fueron las frases  como forma de herencia del español refugiado en México,  y el máximo cantor de música de protesta y de profundo pensamiento humano como canto nuevo.