Hay ojos y oídos que nunca se imaginaron apreciar como un pueblo defiende a sus presidentes., a partir de la llegada de López Obrador- y ataca a los charlistas y comunicadores a modo, que a pesar de que el televidente estaba consiente de sus corruptelas, la habitualidad del aparato televisor, le permitía entrar en la sala, cocina o recamara de la casa y hacerlo un pariente cercano. Aunque muchos receptores siguieron apegados a los que incumbraron como "líderes de opinión", al final el descarado abuso del pripangobierno y de la esfera empresarial ilícita, los llevaron al túnel d ela contradicción al que los llevaron de la mano sus direccionistas hasta dejarlos huérfanos del guión que pudieran repetir como suyo para simular contar con una opinión auténtica en el campo de batalla de la realidad con el montaje televisivo. Las mañaneras rompe récords de audiencia y duración, y el arrastre popular de Andrés Manuel López Obrador, lo convierten en el máximo comunicador de nuestros tiempos, lo que lo ha llevado a salir triunfante en todos sus proyectos, incluyendo el proyecto partidista, de gobierno, de presidencia y de nación. el despertar de voces que se mantenían calladas o como avales de los Zabludosvsky, los guillermos-ochoa o los martinezserranos y recientemente de quienes hasta se han tenido que disfrazar de payasos y standuperos, ahora los contradicen con argumentos más que con insultos mientras que los replicados ya no pueden censurar las llamadas o los mensajes que nos regalan la nueva tecnología que el comunicador por excelencia ha nombrado como "benditas redes sociales". Pero acaso, ¿Un solo hombre será capaz de haber cambiado tanto a un país?. El nuevo México pensante aunque con limitaciones de ciencia política puede ser resultado de un sistema de gobierno agotado y corrupto, o de la nueva era de las comunicaciones al alcance de quien era oyente y no un espectador participante, pero también no se puede descartar que se deba a un López movedor de mazas a base de congruencia, honestidad, perseverancia, autoconfianza, radicalismos en la regeneración del estado, pasión y el señalamiento y corrección de errores de manera pública y sin ocultamientos, aunque también con la sangre estratégica del político que defiende algo más que intereses personales exitosos. es Andrés Manuel López Obrador, el hombre que cambió al poder ejecutivo, al legislativo, ahora con su plan C al judicial, a los medios de comunicación y a los mexicanos que los escuchan y que bastó volver a aparecer en la vida pública en las pasadas elecciones para convertir su acto en la noticia nacional
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