DIANA FLORES CON SANGRE AZTECA

 

La cdmexense Diana Flores Arenas, realiza la conquista femenina del fútbol americano, al destacar entre yardas y escapadas en dicho deporte. tan solo su sonrisa, ya la hizo formar parte de un spot visto por millones de personas en el mundo, dentro del pasado súper tazón. La  multicampeona sueña con representar a México en los Juegos olímpicos al anexarse este deporte para las próximas competencias olímpicas.

AIDA TREVIÑO HABIA UNA VEZ UNA PRINCESA

 

La talentosa actriz Aída Treviño no solamente logra alcanzar el máximo grado de intensidad en una tabla teatral sino que también es capaz de dominar al género actoral más difícil para un artista que es el teatro infantil. La hermosa licenciada en danza de manera mágica también suele intervenir dulcemente en historias infantiles como actriz versátil, característica principal de los que son grandes en escena.

DIFERENCIA ENTRE CONDUCTISMO Y DIRECCIONISMO

 

Por: José Angel Martínez

La diferencia entre el direccionismo y el conductismo radica en que el primero es una acción por medio de la cual se dirige el pensamiento  hacía un sentido igual al de una gran mayoría de individuos sin convencimiento más que la imitación, mientras que   el segundo es el resultado de que el individuo piense igual a los otros, es decir,  el conductismo es el resultado final del direccionismo. Un ejemplo del direccionismo es cuando en un medio masivo de comunicación se establecen lídres de opinión que no son más que cabezas direccionistas y éstos  lanzan el insistente mensaje de que los gobernantes deben de solucionar los problemas de los gobernados porque para ello se les paga.  Ahora  un ejemplo del conductismo, es cuando el individuo se encuentra envuelto en una queja de gobierno y repite con aparente convicción aquello que le fue direccionado, y al  sentenciar una idea escuchada y que hace propia, entonces asegura que el gobernante debe solucionarle su problema porque para ello se le paga, Sin embargo no puede debatir tal aseveración porque  el mensaje direccionado no le brinda  más datos  del dicho filtrado, por lo que el mensaje direccionado vive  en el conductismo y lo defiende como propio, aún sin saber las funciones del gobierno, sin conocer  cual es su composición y sin desmenuzar   la interacción que debe tener el gobernado sobre su mandatario para que sea un eficaz mandante. Lo mismo ocurrió con la contención de lo que pintaba como un evidente  estallido social por el fraude  electoral que México sufrió en el 2018, en donde el direccionismo sentenciaba que el plantón de los  inconformes ocasionaba que se perdieran millones de empleos en la CDMX y hasta en otros Estados de la República, pero pocos abordaron conceptos como el desahogo de la furia social para su no explosión o la desactivación de la queja  de manera gradualizada para evitar aquello que en chile llamaron "la turbopolítica", misma que ahora se realiza mediante el ataque infundado basado en un direccionismo, afortunadamente debilitado, y que no ha perforado la conducta razonada y consensual de casi un setenta por ciento de ciudadanos que apoyan las medidas progresistas causantes de una resistencia más que de una oposición, por aquellos favorecidos por un sistema distorsionado y corrupto. 

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