El pretexto para no hacer buena televisión era la falta de recursos y bajo ese argumento se escudó la corrupción por muchos años en la televisión gubernamental, ahora que la tecnología logra reducir presupuestos, el único limitante para no hacer buena televisión tanto tradicional como alternativa, es la falta de un buen contenido, es decir la ausencia de pureza del mensaje o la falta de creatividad en la realización. Es el momento de que los creadores de contenido en internet, no lleven al dispositivo una programación con tendencia a imitar la televisión tradicional, sino lograr realizaciones originales e inéditas cuyo reto no es inventar el hilo negro que ya está inventado, sino crear una nueva forma de enredarlo para lograr el entretenimiento y la aportación informativa y cultural que es la base del entretenimiento social como sustancia que debe llegar al televidente. La responsabilidad de conseguir lo antes descrito parte desde para el dueño o concesionario del medio de comunicación, pasando por el equipo de producción y culmimamdo con el conductor que aparece en pantalla.