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Ninel Conde es una mujer que nació para ser deseada y adorada, sin importar que hace y cómo lo hace por ello la mexiquense hasta se ha dado el lujo de cambiar su rostro a base de cambios profundos, que desaparecen su imagen de los inicios de su carrera como actriz y cantante, y aunque Conde no se parece a la jovencita que participaba en concursos de belleza e ilustraba calendarios cotizados, tiene la magia para dar ordenes que constatan su grado de reina, en donde los espectadores aún sin aceptar en su gusto sus actuaciones y sus cantos, reconocen su belleza tan modificable, lo que no aceptan del todo, en otras famosas como Lucía Méndez de la cual se añora su fisonomía que la llevó aganar "El Rostro del Heraldo", aunque en le caso de Ninel es su belleza su peso principal para su público que la denomina como el bombón asesino.
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