ALGUIEN TIENE QUE DECIRLO.-No es lo mismo que la mayor parte de su niñez, adultez o vejez, el televidente haya pasado esta o estas etapas de su vida, frente a una pantalla de televisión con una programación de mala calidad que con una programación planeada con el fin de hacer del televidente un ciudadano y un elector con alto grado de estupidez. La monopolización televisiva tenía como misión ser un soldado más del presidencialismo dictatorial en México, que en 1976 se sobrepasó al complacer un candidato único para la Presidencia de la República sin que se haya presentado una suspensión de elecciones, y al fraude del 2018 para solapar un narcogobierno calderonista . Las guerras sucias en contra de un nuevo sistema de regeneración nacional no ha sido más que un intento de la televisión por hacer efectiva a la orden, tanta manipulación mediática, pero sin resultados fructíferos ante la nueva sociedad mexicana y ante un plan de asistencias sociales en la llegada de la izquierda a la presidencia, en base a una idea lópezobradorista. La semilla de la manipulación ha germinado con la repetición auditiva de la hipócrita frase "en la democracia se gana hasta con un solo voto" en pleno fraude electoral, hasta la frase " El INE no se toca" como bandera de la no evolución institucional por decreto. La escala de valores abollada, el clasismo y un aspiracionismo que atropellaba y confuso con el inspiracionismo y además basado en la corrupción, hicieron que el televidente se avergonzara de su patria y anhelara sistemas y posturas extranjeras, principalmente de su país vecino del norte y de la tierra de sus exconquistadores. Campañas mediáticas como la de "mexicano tu puedes" o "como México no hay dos" tenían una sustancia subliminal para una obediencia contraria, cuyo complejo solamente se decía, que podía ser curado con la lectura de los libros de superación personal de Sanborns o que se produjera un triunfo importante de nuestra selección nacional de fútbol. Con el verdadero himno de "Quien no transa no avanza" para inyectar el individualismo y la fobia para el inalcanzable comunismo, fueron formando los principios del dominio del mercado en vez de la moralidad, circunstancia bien apuntalada por la TV y un macabro programa educativo. Con ello el presidente y todos los políticos estaban calificados de todopoderosos pero a la vez de inútiles y de corruptos pero con conductas aceptadas y normalizadas socialmente, como parte de sus malas funciones y modo de vida. Los hijos de padres de la generación de crisis, que vivían los engaños del PRI pero ahora también del PAN, y su descaro de ser PRIPAN, y la insistencia de una alternativa de nación del surgidor lópezobradorismo, parecen haber heredado un ADN en que la vivencia abusiva del PRI sustituyó al libro para conceder politización y conciencia social o al menos así lo exhibe el comportamiento del pueblo de México con participaciones récord en las urnas y con un aplastante porcentaje en favor de un nuevo régimen, inspirado en la planeación lópezobradorista que después de varios fraudes llegó a desmantelar el presidencialismo desde la presidencia misma y a heredar a la primer mujer presidente de México, así como las pensiones directas, un nuevo poder judicial y quizá próximamente una nueva condición electoral y quizá más adelante una nueva constitución bajo el freno de que tanto gobernadores como gobernados no tienen las herramientas educativas y científicas para realizarlo, ante la deficiente educación y la deformación del Estado en donde el ciudadano delega en el gobernante con la frase bestialmente ignorante de "para eso les pagamos". Para nuestra opinión, el votante ha desarrollado un sexto sentido que le sirve como olfato ante su ceguera, pero la ciencia política y la teoría del estado son aleccionamientos tan desconocidos como lo puede ser la anatomía de los extraterrestres de existir. Es por ello que todavía permanecen las conductas de los repetidores y calcamentes que activamente realizan el papel de cotorras y no de ciudadanos pensantes que han dejado de ser televidentes intoxicados, por lo que aun confunden el agua tibia con la caliente, y el intento de mejor organización de gobierno con una caricatura dictatorial que corre por sus mentes.
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