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lunes, 14 de diciembre de 2020

ESTAMOS EN LUZ ROJA

 











Tal y como lo señalabamos al inicio de esta pandemia en los diferentes espacios de somoselespectador; ante la gravedad del contagio mortal del coronavirus,   en donde decíamos que pasaríamos de la incredulidad al pánico, al presentarse cada vez mayor números de enfermos y fallecidos por COVID19  y  al observar como cada vez se cerraría  más el circulo. Advertíamos que la credulidad del problema solamente surgiría, cuando conociéramos casos de famosos que han enfermado y posteriormente de conocidos, hasta  que no se pudiera contar con una vacuna y hasta no se distribuyera la misma entre todos los países, situación que ni será sencilla ni sera rápida. Así en estas circunstancias de lo que hemos llamado la segunda guerra mundial viral; no existen remedios más que precauciones ante estos círculos de contagio. La sana distancia, la prudencia en nuestro comportamiento en las calles, el distanciamiento social, el encierro precautorio domiciliario y no sobre dimensionar la utilidad del cubrebocas pero sí su correcto uso, serán las fórmulas para evitar por lo menos la no saturación de servicios hospitalarios. Sin afanes alarmistas pero sí realistas, debemos estar conscientes que no sabemos la dimensión de que mayores alcances puede tener  este problema sanitario, que ha causado la desesperación en todas partes del mundo y reclamos a todos los gobiernos de todos los países. El gobierno de México ha conseguido que podamos ser de los cuatro países que ya tienen aceptada una vacuna y un plan de vacunación emergente e irremediablemente experimental, y también que las entidades federativas no sufran de falta de atención médica, así como la acción  de  abatir la desinformación y oportunismo político, al ser en estas circunstancias donde aflora lo peor y lo mejor del ser humano y sus agrupaciones. Sin embargo,  es evidente que en estos momentos estamos viviendo lo peor de la pandemia y una amenaza seria para las personas más vulnerables. Estamos viendo saturación del servicio médico y falta de personal de asistencia, situación que no se había presentado a lo largo de esta emergencia. La irresponsabilidad individual y social cada vez va rebasando el límite. En la Ciudad de México por ejemplo, estaban ocupadas seis de cada diez camas en los hospitales, y ahora se reportan ocho de diez, lo que se traduce en un colapso para la asistencia de salud pública y privada, tanto para los enfermos de COVID19 como para los que pudieran llegar a tener otra emergencia médica. Independientemente de nuestras creencias, ideologías y posturas políticas,  es importante la solidaridad y rectificar nuestra conducta que se aleja de la disciplina y de la prudencia. Aquellos sectores empresariales que a gritos  en el mes de marzo pedían se cerraran los lugares públicos y que en agosto los exigían abiertos, son los mismos que se mantienen callados ante un repunte escandaloso de COVID19, en donde México todos los días rebasa sus propios récords de contagiados y fallecidos. El problema económico que ante estos casos, también se convierten en otra pandemia, es lo que detiene a que nuevamente se ordene otro aislamiento social y encierro domiciliario, que significaría pasar del semáforo naranja al rojo, y aunque seguramente  el cambio de color epidemiológico no tarda en ocurrir, es importante hacer un llamado a la prudencia social y a la participación ciudadana , que esta vez, a diferencia de los terremotos que hemos vivido, y en donde se necesita el auxilio participativo, ahora es importante el auxilio discrecional basado en el sentido común y en el propósito firme de la responsabilidad  de cuidarnos y cuidar a los demás, aun con nuestras limitaciones clinicas, económicas, geopolíticas y sociales.