ALGUIEN TIENE QUE DECIRLO.- El sistema educativo y los medios de comunicación son los que más resultan demolidos cuando existe un gobierno criminal, entreguista y de saqueo que dejan las dictaduras, el apoderamiento delincuencial o los regímenes presidencialistas dictatoriales cuyo disimulo es la no reelección. La corrupción, inmoralidad y falta de ideología profesional es la herencia para los medios de comunicación mexicanos que vivieron un sistema de gobierno que fue una mezcla de lo que es el imperialismo empresarial con el saqueo de gobierno. Las leyes, las estructuras, los sistemas y los aparatos nacionales se encaminaron en hacer al ciudadano mexicano y por ende al espectador, un individuo individualista, materialista con pocos valores patrióticos y con un pensamiento aspiracionista más que inspiracionista. De ahí que el potencial humano de los comunicadores vayan en coordinación con los de sus televidentes, radioescuchas y lectores. La revolución tecnológica en la comunicación rompió esquemas pasivos ante la posibilidad de que el televidente y el radioescucha en los medios digitales fueran participantes, es decir oídos y ojos con boca, lo que provocó el libertinaje en la expresión como fandango a tanta atadura. Mientras que los dueños del micrófono disimulaban ser respetables intelectuales siendo personajes con suma ignorancia que ante el monopolio mediático, resultaba fácil para ellos, ser líderes de opinión; al mismo tiempo criticaban situaciones de opresión en Chile, Argentina, alimentaban el anticomunismo y presumían que México estaba lejos de llegar algún día a ser una dictadura o un país no pacífico y desprotegido, mientras siguiera gobernando el PRI, cuando por otro lado, se vivían las matanzas estudiantiles en los sesentas, la supuestas elecciones presidenciales con candidato único en los setentas, los magno fraudes electorales en los ochentas y la falsa caída del priísmo por la alternancia cómplice. Con el triunfo lópezobradorista producto de una votación libre y masiva en un solo sentido y la aprobación no intervencionista de los Estados Unidos en las elecciones mexicanas, finalmente se logró un cambio palpable en la vida pública del país y aunque no la caída del engaño y la mafia informativa, sí el descubierto de sus acciones cuya falta de credibilidad los ha llevado a la quiebra, a la desaparición o a la inútil resistencia, de una mudanza del público a los medios emergentes y alternativos que con pocos recursos han logrado igualar a las grandes empresas televisivas cuyos objetivos era solventar una funcionalidad empresarial y no una función social periodística. El periodismo con nuevos matices, no llegará a corto plazo por parte de los medios comandados por particulares, pese a los cambios vertiginosos en la vida política del país, y que buscan seguir en el concierto internacional en donde las cadenas al final también obedecen a pocas manos. Mientras que por otro lado, los medios de comunicación gubernamentales, carecen del talento y de la imaginación para logar ser competitivos, y ser abridores de conciencias sociales y políticas pero sin perder el factor principal que es el entretenimiento cuando se dirigen a un público general, situación que no han podido corregir ni siquiera los países resistentes como Cuba, con años de tratar de hacer una radio y una televisión de alto nivel social pero completamente aburridas.