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LENTE OCULTO |
La vida informativa y periodística en nuestro país es junto con lo económico, su verdadero pulso, porque ambos factores reflejan su vida social. En cuanto a sexenios presidenciales se refiere, la actividad de comunicación masiva ha sido marcada por tres períodos de manera más importante que en otros, y me refiero al gobierno de Gustavo Díaz Ordaz con herencia para el Echeverrismo; al gobierno de Ernesto Zedillo con herencia para el Foxismo, y al gobierno lópezobradorista que desmantela el privilegio presidencialista y equilibra el poder pseudoempresarial. La censura coercitiva se ejemplifica en el sexenio diazordasista con la matanza estudiantil y el silencio temeroso de la esfera periodística, condiciones que se mantuvieron en la vida pública del país, hasta la conclusión del mandato de Carlos Salinas de Gortari. Con el Presidente Zedillo Ponce de León, la censura coercitiva abrió paso a la censura convenenciera y hasta chantajista que se convierte en autocensura. La esfera pseudoempresarial, impone a un Presidente debilitado y a modo. A modo por el propio control pesudoempresarial, y débil ante la apertura informativa ordenada por el imperio internacional que con una revolución satelital desde el sexenio salinista, preparaba al mundo para la llegada del internet y mientras tanto, los grandes pseudoempresarios se adueñaban económicamente de los medios informativos impresos y electrónicos y entonces corrompen a mayor escala a sus trabajadores de la información y fabricaban supuestos intelectuales a su servicio, tal y como ocurrió en la matanza del 68. Ante la llegada del internet, se concreta un paso importante para la globalización intelectual y resulta inconveniente un tercer fraude en México, por lo que la fuerza imperial extranjera acepta elecciones libres y por ende, la llegada a la presidencia de Andrés Manuel López Obrador con la mayoría de los votantes a su favor, y sin el apoyo mediático ni empresarial sino todo lo contrario, enfrentado una guerra sucia que permanece en su período como mandatario. Ahí se presenta el tercer cambio marcado en el periodismo contemporáneo en donde el Presidente ya no es censurador, se desliga y desapodera con legitimidad al control que hasta antes era llamado "El Cuarto Poder", y al legitimizar la opinión digital, el propio poder ejecutivo desmantela los privilegios y controles del mismo poder ejecutivo. La fuerza política se enfrenta descarnadamente a la fuerza económica y el periodismo malicioso tiene como prioridad recuperar el control político que ha perdido el poder económico, en donde el principal afectado es el periodista servil en beneficio del lector, internauta, televidente y radioescucha en cuanto a como se genera la libertad de opiniones pero sin consolidar la veracidad de las mismas, ante un esquema dibujado con un Presidente con credibilidad, que puede darse dichos lujos pero con un pueblo inválido para aprovechar tantas libertades de un solo golpe.
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