Tal y como la bisabuela de
Michelle Salas será homenajeada en el Palacio de Bellas Artes este 29 de agosto,
así también se le debe homenajear al abuelo de Marisol Muñiz, quien es nieta
nada más y nada menos que del lujo de México, Marco Antonio Muñiz, quien inició
su carrera artística en 1946, es decir tres años antes que la actriz Silvia Pinal, bisabuela de Michelle, y ex diputada y asambleísta
priísta. En el 2014 estaba a punto de
rendirse una despedida a Marco en el Palacio de Bellas Artes, misma que fue
interrumpida, primero por motivos de salud, luego por la pésima, lucrativa y
corrupta administración peñista y
después por la pandemia que azotó al mundo que suspendió actividades presenciales. Por lo que ahora es momento, que el
gobierno federal y de la CDMX, sin necesidad de hacer las gestiones e
influencias que realizó la familia de
Silvia Pinal, sean quienes tomen la iniciativa de rendir homenaje en el
recinto de mármol a Marco Antonio Muñiz en sus 76 años de carrera y no esperen
rendirle tributos con todas las facilidades al artista con más de 70 discos grabados, cuando haya muerto y ser velado en el edificio más importante de la expresión cultural en
México, como en el caso de José José o como se le ponía a su disposición a
Vicente Fernández, sin que hayan pisado el escenario del Palacio construido en 1934, cuando estaban vivos. Será que solamente "con las patas por delante"es que Bellas Artes tiene que reconocer a los artistas destacados como Lucha Villa, Aída
Cuevas, Alejandra Ávalos o María Victoria entre otros, pasando por alto,
aquella frase de Ana María Rabatté de “en
vida hermano, en vida…”.