Sus bellezas valerosas son del mismo inmenso valor como sus voces para nuestra música mexicana, y es que tanto Valeria del Río como Valeria Cuevas han determinado escoger como género, la música con Mariachi, en donde sus potenciales resultan impresionantes. Ambas Valerias ocupan el trono de una nueva generación de voces que fortalecen cada vez más, nuestras tradiciones.
La música ha tenido una fuerza cultural y política igual a la de la literatura, a la de otras artes y a la propia denuncia periodística, nada más que su penetración es mayor, porque pasa de una coincidencia ideológica a ser un modo de vida que rompe los esquemas establecidos y que resultan funcionales para un régimen y provoca al accionismo. La penetración del rock en todo el mundo fue señalada como la culpable de los levantamientos sociales juveniles, principalmente en los años sesentas, en donde los estudiantes bajo la influencia de la lucha y reconstrucción socialista en Cuba, ya no se conformaban con la canción boba de la rockola y la malteada que en México les presentaban los juniors comprometidos con los sexenios de López Mateos y del genocida estudiantil Gustavo Díaz Ordaz, mediante las películas cuyas estrellas principales era el venezolano Enrique Guzmán y la estadounidense Angélica María. Aunque se culpa a las películas proyectadas
en el Cine Roble de Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México de
sembrar las primeras semillas de rebeldía, lo cierto es que lo único que se fortaleció
fue al rock and roll, en donde se
definía el modo de vida juvenil, con una rutina que causaba inconformidad pero también
incapacidad para la independencia de los
hijos de sus padres y cuyo tema central era la empalagosa relación del noviazgo
colegial y la carrera de autos o motos. El verdadero Rock mexicano toma
fuerza ante la matanza de Tlatelolco ordenada
por Gustavo Díaz Ordaz contra las marchas universitarias, principalmente del
politécnico y la Universidad, en donde surgen con mayor fuerza Los Temerarios,Las
Moskas, El tarro de mostaza, Apocalipsis, Javier Bátiz y Tito Bauche, aunque la
radio y la televisión monopolizada quería neutralizarlos, con más grabaciones
rockandroleras y la creación de bandas supuestamente callejeras como EL TRI,
que alejadas de la televisión y el sistema, tenían como labor estratégica transversal, apoyar a la televisión y al
sistema presidencialista dictatorial bajo la plataforma partidista única. Todo aquello que se
contraponía a las determinaciones presidencialistas, incluyendo bandas
extranjeras, resultaban más peligrosas que la bomba atómica, por lo que después
de la segunda matanza estudiantil del 10 de junio de 1971 y de la llegada de
Luis Echeverria a la Presidencia en donde ni unos juegos olímpicos ni un
mundial de fútbol limpiaban la sangre de jóvenes, es que la industria de la
televisión encabezada por Luis de Llano Macedo y la propia presidencia
dictatorial, de manera oculta,
organizaron el inofensivo Festival de
Avándaro mismo que satanizaron con acontecimientos que nunca ocurrieron y que también
fue patrocinado por la empresa Promotora Go, y con lo cual se prohibió de
manera definitiva el Rock en México y se conservaron limitaciones de reunión en
el código penal. Figuras de la música
juvenil mexicana como Los Shakes donde figuraban Nono Zaldívar, Mayita Campos y
Pixie estaban con mayor fuerza, en la mira de la censura, y pronto fueron
desaparecidos con la barredora de Televicentro y con El TRI como de las pocas
bandas de supuesta protesta a la política del prigobierno. Con estas medidas se
logró la castración a la protesta contestataria y a la expresión artística libre
que fue intercambiada por el Festival OTI
y con la cárcel y el exilio para los líderes, empresarios y rockeros
aunque cantaran en inglés. Posteriormente el rock en español renació con fuerza
en argentina, al evitarse toda música en inglés por su enfrentamiento con
Inglaterra por las Islas Malvinas, mientras que en España aparece un movimiento
musical llamado “La Movida” que retoma al rock setentero, que poco a poco tomó
nueva forma en un rock pop que contagió a México, con lo que regresó a nuestro
país el rock de temas menos ligeros
aunque ya no de protesta social, lo que permitió el regreso de Miguel Ríos y la
permisividad del apoyo televisivo, en donde Televicentro ya era Televisa y el estuprador Luis de Llano seguía siendo Luis
de Llano. Sin embargo bandas de rock mexicanas como Botellita de Jerez que
apareció en 1983 pero retomó otros tintes en los noventas al igual que Ritmo Peligroso
que tenía vida desde los setentas, El Haragán y Compañía fundado hasta 1989, La
Lupita fundada en 1991, entre otros, incluyendo a Molotov, el más protestativo y que surgió hasta 1995 cuando al principio no era ese su propósito, con lo que estas bandas vinieron a dar nuevos aires a un rock que tenía una barrera de contención con
simuladores como Alejandra Guzmán hija de Enrique y el propio Ricky Luis que
con temas ingeniosos y de buen ritmo, al final se mantenía comprometido bufonescamente
con Siempre en domingo y estrellas de los
Ochentas, programas de la televisión con adiestramiento político. Ante un
cambio de diferentes esquemas con la llegada del Presidente Andrés Manuel López
Obrador quien enterró el
presidencialismo dictatorial, el rock tomó su propio cause con bandas y
rockeros como Raymix, Los Estrambóticos, Chino y su Gala, La Tremenda Korte,
Los JRS (La Sangre Nueva), Horacio Franco, Adrián Terrazas (Pelirroja), Iván
Lachi, Sieck, Eddy y Los Grasosos, entre otros, quienes han roto el falso
festival llamado por la democracia para este año organizar un evento de despedida para el primer Presidente
de la República de izquierda y de mayor aceptación en la historia de México,
por lo que este 29 de septiembre, desde las 11 de la mañana hasta las 10 de la
noche, y a horas de que López Obrador
deje la Presidencia, habrá la tocada denominada HASTA SIEMPRE PRESIDENTE en el Monumento a la Revolución, ubicado en la
Colonia Tabacalera de la alcaldía Cuauhtémoc de la Ciudad de México, lugar que
el líder político muchas veces llenó la
construcción revolucionaria, y que ahora se espera la asistencia estimada
de 30 mil personas aunque no asistirá el mandatario con más de ochenta por
ciento de aceptación. Este festival, que lleva como lema “¡La banda te va a
extrañar!”, está organizado como un acto de agradecimiento al mandatario sin
intervención gubernamental y que tendrá
réplicas en otros estados de la República con lo que a través de la música y la
lucha libre, los organizadores buscan ofrecer un tributo popular al aún
mandatario federal, destacando la conexión que ha mantenido con amplios
sectores de la población durante su presidencia.
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