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ALGUIEN TIENE QUE DECIRLO.- Nadie duda de la importancia del potencial humano y lo aplaudible que es la superación que se aleja del conformismo, sin embargo dichas situaciones para concretarse no pueden estar alejadas de la calidad del sentimiento humano y del objetivo perdurable, que son elementos que no se encuentran en los objetos materiales, el estatus social o la riqueza, que al fin y al cabo, únicamente son herramientas necesarias para cumplir objetivos de mayor relevancia que la posesión material y que incluso para ciertos objetivos ni siquiera resultan importantes. Sin embargo el direccionismo mediático como base del pensamiento de las masas, han hecho que principalmente la clase mediera se convierta en una raza aspiracionista, al grado de sentirse orgullosa de ser calificada de tal manera y de estar convencidos de que el aspiracionismo es una vía de progreso y que los aleja de la mediocridad y a la vez los acerca a una clase social que guardan en sus sueños. Es decir el escalón económico es lo que les resulta más importante antes que la escala de valores y el crecimiento intelectual, espiritual y ético. El aspiracionismo es una meta de comportamiento a veces inalcanzable y que no debe confundirse con el inspiracionismo que radica en el punto determinado para alcanzar una meta. Los libros llamados de superación personal, han servido como una literatura animadora para copiar la conducta de aquellos escritores que se venden como descubridores del pensamiento humano con una receta para ser exitosamente felices, basados en las dietas, en el deporte, en el ventajismo en los negocios y no en la evolución y fortalecimiento intelectual. El truco escrito, consiste en considerar al fracaso como una forma de aprendizaje al cual el aspiracionista debe acostumbrarse tanto a éste, que debe asumirlo hasta como un éxito y una parada continua antes de llegar al mundo que nunca habrán que pisar, no porque sea imposible, sino porque simplemente no es un punto de convicción sino de repetición. La felicidad es una aceptación de las ventajas que pueden ser utilizadas para alcanzar una meta no fungible que nos lleva a la inspiración mientras que aquellos que nos guían al éxito, se basan en una meta insatisfactoria, cuando nadie tendrá ni el éxito absoluto ni el cuerpo perfecto ni una galaxia a nuestra manera. y así es como el aspiracionista no busca ser un buen profesionista sino tener una profesión, no busca la felicidad de pareja sino tener al cónyuge perfecto, no beneficiar y beneficiarse en un negocio sino obtener solamente riqueza y después un galardón que reconozca el logro de su ambición y el aplauso colectivo aunque sus metas en el fondo no son más que una colección de apariencias y no de planteamientos firmes y convincentes. De tal manera la meta perseguida por medio de un recetario, es fundamental para manejar a una sociedad cautiva, individualista y a pesar de muchos estudios, diplomas, y cientos de cursos, y cientos de libros de superación leídos, al final, el resultante es una sociedad ignorante, que se llena de entusiasmo y un estado de animo triunfalista al paso de las líneas que se preocupa en leer, pero frustrante cuando aquel lector, se ocupa en llevar las líneas leídas a la práctica, al enfrentarse a un nuevo fracaso que le harán acudir al refugio de otro conjunto de hojas, en busca de otro mago de soluciones.
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