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No hay día ni nota a la que le brinde lectura Joaquín López Dóriga que no se la dirija al Presidente Andrés Manuel López Obrador de manera personalizada, como si su único oyente fuera el mandatario constitucional de la nación mexicana y no el público televidente y radioescucha, y aunque el español presume de ser reportero antes que columnista o lector de noticias, no ha sido capaz de asistir como reportero a las conferencias matutinas del Presidente López Obrador que realiza de lunes a viernes sin prisas, sin censuras y en vivo de cara a la nación. Y es que más que una situación de logística o de falta de tiempo, es en realidad una situación de cobardía por parte de Joaquín para establecer un cara a cara de un Presidente que tiene lengua larga ante un comunicador de cola aún más larga. Sin embargo el Presidente López, sí le contesta y corrige las mentiras de López-Dóriga, e incluso a exhibido la lista de nóminas en donde Joaquín recibía dadivas de los anteriores presidentes a los que se les pegaba como mosca al excremento, viajaba con los presidentes en el mismo avión lleno d e comodidades, y tomaba líquidos en la misma taza con los disfrutes del chayote que este sexenio ha sido clausurado como un acto de corrupción y patrocinio entre presidencia y periodistas. Mientras que comunicadores famosos y de importancia han llegado a interrogar al presidente desde sus foros de televisión, cabinas de radio y hasta desde otros países, Joaquín López Dóriga siente temblor en sus extremidades inferiores para enfrentar al aludido pero sobra de valentía desde el encierro de su cuarto de transmisiones y clavado en su mesa.
