El desenmascarar lo que la cantante Sasha Sokol vivió cuando era niña en manos de un estuprador y corruptor de menores, fue a destiempo para el derecho penal, pero no en cuanto a las tiempos jurídicos en materia civil y en cuanto a despertar conciencia y la autocrítica colectiva, aunque para un gran sector de la sociedad la normalización del abuso, el delito y la corrupción se encuentren arraigados y se dirijan con admiración y con aspiracionismo hacia los personajes abominables, como el caso del Productor Luis de Llano Macedo quien sostuvo una relación sentimental y sexual con la niña Timbiriche, sin que para muchos el abusador pierda un grado de respetablilidad. Sasha logró ganar en primera instancia un juicio civil ante las declaraciones en donde Luis de Llano presumía haberla sometido cuando ella tenía 14 años y él 39, sin que la victima tuviera plena comprensión de las relaciones personales y cuando su pareja mayor, tenía pleno control de la situación al tener el dominio del Grupo Timbiriche donde ella participaba, estar considerado como un poderoso productor, y tener la plena aceptación social y el apoyo de una empresa manipuladora con medios de comunicación monopolizados. Luis de Llano llegó a una entrega de Premios con la condena de primera instancia civil en donde se le obliga a pedir disculpas a la afectada entre otros puntos resolutivos, lo que causó el alboroto de reporteruchos que querían la expresión de sus opiniones, y a quien lo interrogaron, incluso llamándolo "maestro". El Productor que apeló el fallo judicial del juicio interpuesto por Sasha, y ya sin el poder absoluto pero con la manía de querer seguir ejerciéndolo, fue que evadió el tema y cínicamente prefirió hablar de sus proyectos televisivos como si la estampa entre De Llano y reporteros fuera una captación de los años ochentas. Sin embargo, a pesar de su disimulo, no es verdad que no esté pasando nada, la demanda interpuesta por Sasha Sokol reivindicó una voz de protesta ante un hecho flagrante y socialmente consentido, pero lo más importante, es que consiguió el análisis en profundidad de lo que ha sido la permisibilidad del poder, el sometimiento ante el dinero y el aspiracionismo, y más que la nota del corazón de los programas asquerosos en chismes y frivolidades, lo que representa el deslinde de responsabilidades en los que se debe incluir el manejo empresarial, el sistema solapador corrupto, la educación y sin que implique un a doble victimización, también debe reflexionarse sobre el propio comportamiento de los padres de Sasha en aquellos momentos. Al final de cuentas, la actitud valiente de una artista inteligente como lo es Sasha Sokol Cuillery no refleja un acto vengativo sino más bien un acto de conciencia social que despierta de manera benéfica al debate público.
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