Solamente se puede dimensionar el desnudo artístico que realiza Sugey Ábrego en el Teatro, viviendo de manera presencial la divina estampa. "Tengamos el sexo en Paz" que es una obra picara con humor fino, de pronto se convierte en una escenificación sublime del arte de alzada. Sugey logra lo que muchas actrices solamente mantuvieron en el intento, ya que su desnudo ya ha trascendido en la escenificación teatral mexicana. Lejos del doblemoralismo y la frase trillada del desnudo justificado, es Sugey quien brinda la lección que cualquier escena es admisible cuando está llena de talento como la que ella ejecuta de manera impecable.
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