La senadora Lilly Téllez después de lograr su cometido de incendiar el Senado de la República, situación que no resulta tan difícil como sí lo es expresar argumentos o propuestas a debate, se refugió en su portátil para disimular no escuchar las contestaciones que otras senadoras le hacían respecto a las ofensas emitidas. No sabemos que tanto consultaba la sonorense pero quizá consultaba la nota que apareció en somoselespectador.