Cuando se es sabedor de talentos y carreras como las de Leticia Perdigón, y de pronto en el panorama actoral se descubren los supuestos actores mexicanos que destacan a nivel internacional, en premiaciones sobrevaluadas como El Oscar; no queda más que pensar que el cine mundial está en caída libre o que la industria del entretenimiento ha llegado a un grado de corrupción que tipos que se apoderaron de la imposición televisiva como Eugenio Derbez, también puedan apoderarse de la fama cinematográfica que se produce fuera de nuestro país, al grado que de la noche a la mañana, son premiados como influencers por encima de personajes con mayor talento y presencia en el interespacio, y que tienen seguidores que están cansados, precisamente de la imposición televisiva. Ante las nuevas opciones de espacios para obtener entretenimiento, quienes han sido un cáncer para la legitimidad, es que al menos por ahora, hacen el ridículo queriendo engañar que la aceptación que tienen del espectador, es mayor a la de las opciones de personajes que usan nuevas fórmulas en los medios no convencionales, o de aquellos como Leticia Perdigón, que a base de talento, han logrado la trascendencia que no es lo mismo que la fama, y que a diferencia de la segunda, el trascendente cuando se encuentra en soledad, descubre que es genuino el triunfo y no una falsa publicitaria.
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