La diferencia entre un talento hundido en el anonimato y sin objetivos cumplidos y un talento con proyección y metas alcanzadas, radica en una palabra que se llama -oportunidad-, y ya después tendrá que venir el empeño, la superación a base de la disciplina y esfuerzo y lo más importante, el visto bueno del público bajo que brinde su aceptación. Este camino bajo un recorrido de la mejor manera y el puente entre artista y espectadores, es un plan establecido de Producciones Montecristo que han brindado escenarios importantes como el propio Auditorio Nacional y el Salón "Las Tertulias", un lugar digno para que las nuevas estrellas compartan con las que cada vez se consagran más y con aquellas que ya están consagradas. Aramis Montecristo y Jacqueline Goldsmith dieron los pormenores del apoyo que se les brindará a cantantes y músicos que tienen entusiasmo por sobresalir en el mundo de la música, tal y como lo van consiguiendo las grandes voces que participaron en los Festivales de la Música Mexicana en sus tres ediciones que se han organizado bajo la misma idea de hacer surgir nuevos valores, brindar mayor calidad a nuestra música y demostrar ante otros modelos, que el negocio no está peleado ni con la calidad ni con la labor social genuina del progreso, lo que conforma una retroalimentación y un trabajo en equipo que pocas veces se forma en la industria del espectáculo.
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