Ante un gobierno revolucionario para el presidencialismo en México, encabezado por el propio Presidente Andrés Manuel López Obrador, parece que la televisión pública, no tendrá su transformación como se quiere modificar para bien, la vida pública del país. La transmisión del tercer grito del Presidente López Obrador fue la prueba de ello, al hacer de una fiesta mexicana un buen somnífero para el televidente. Del extremo a las mujeres que conducían la ceremonia como programa de concursos o la sección erótica del clima, pasamos a la conducción de funeral con una pésima narrativa de lo que en Palacio Nacional y en laPlaza d ela Constitución ocurría, al grado de que invadió un silencio, que nadie que tenía posesión del micrófono, explicó que se trataba de un minuto de silencio por los fallecidos en la pandemia del COVID19. Luego una dirección de cámaras monótona, sin tomas estratégicas para enriquecer la transmisión, con una toma repentina en donde desde el balcón presidencial se captó la presentación musical de la cantante Lila Downs, que hasta antes de esa toma, el televidente no había podido tener la plena seguridad si se trataba de una interpretación en vivo o pregrabada. en cuanto a los vivas, que contestaban los gritos memorables del Presidente, nunca se supo de donde venían o si provenían de una grabación que de igual forma, quizás podría reproducir risas grabadas, si fuera el caso. Y así una serie de fallas, en donde la televisión del gobierno se sujeta a lo aburridamente institucional como si el entretenimiento y la realización creativa estuviera peleada con el presupuesto, cuando la tecnología nos permite reducir gastos y no tratar este tipo de transmisiones, como si no fuera compatible destreza con programación cultural. La radio que cumple cien años en México y que fue pionera den transmitir los actos presidenciales, ahora inútilmente, no transmiten la conferencia mañanera del Presidente, siendo que se ha comprobado, que por primera vez los comunicados de un mandatario cuentan con enorme rating. Y a lo que respecta a la televisión, resultaban más creativas las transmisiones pioneras, en donde el primer informe presidencial en programarse, fue el brindado por el presidente Miguel Alemán Valdés, y que con menos recursos técnicos, realizaban tomas más creativas que la que pudimos apreciar en el grito que hoy brindó el Presidente López Obrador, cuando al no poder asistir los ciudadanos a la Plaza del Zócalo, su importancia televisiva era elemental. También es un hecho, que recordamos transmisiones que han pasado de ser deficientes a ser ridículas, como los gritos montados, en favor del Presidente Peña Nieto o el último grito del presidente López Portillo, en donde apareció en un balcón oscuro para dar el grito, lo que provocó la falsa especulación que no había sido él, quien apareció en el balcón presidencial. También recordamos aquellos gritos chayoteros de Hannia Novel dentro del salón de invitados o la luz en la cara de Felipe Calderón con un rayo láser que denunciaba su ilegitimidad. Resulta evidente con la transmisión de hoy, que la reacción de los medios de comunicación del gobierno, no están a la altura del momento histórico en que más se requieren, para que el televidente los prefiera a los medios privados, que sirven a intereses golpistas; y al uso adelanto tecnológico, en donde hasta un ciudadano común, puede realizar vídeos creativos mediante un teléfono celular, por lo que resulta inexplicable, la torpeza creativa y el resultado de la radio y de la televisión pública, que ante el saneamiento de la vida pública del país, no solamente deberían estar realizando programas de original contenido con producciones adecuadas, sino que incluso, se debería estar pensando en la realización de programas de exportación y fuente de recursos para nuestro país.
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