Cómo se nos antoja ver a Ángela Aguilar con su verdadera actitud sensual y sin el freno como un imán hipersexual bajo sueños de ninfomanía, pero al parecer tiene que cumplir contratos establecidos que sirven de pretexto para el encadenamiento paternal. Este pasado fin de semana en su presentación en Los Ángeles, California en el show de su mandamás que no quiere perder a la gallina de los huevos de oro, se
esperaba verla con un cambio de imagen pero su arreglo se limitó a mantener su cabello corto excitante. De no ser
por ella, tanto su padre Pepe como su hermano Leonardo, no llenarían ni la
primera fila del predecible show de jaripeo. "Gracias por sus aplausos que
me regresan la vida”, le dijo al
público la cantante de veinte años cuyo género musical es otro al estrictamente y solo ranchero.