La inteligencia artificial ha llegado al mundo de la comunicación en su más alta avanzada, que es el conductor virtual con apariencia de ser humano pero sin la necesidad de adquirir experiencia laboral, sin perder la calma ante situaciones difíciles, sin la pasión de violentar una línea editorial pero con la imagen de un rostro agradable y con la disponibilidad de aparecer en la pantalla y ser escuchado en la radio, las veinticuatro horas del día sin descanso en toda la semana, sin enfermar o embarazarse o como el caso de Joaquín López Dóriga, sin ausentarse por su periodo vacacional que entierra a la demandante vocación, en una playa de Madrid, ni sufrir de deficiencias de memoria y mal uso de sustantivos y adjetivos calificativos a consecuencia de un daño mental por el uso crónico del alcohol. Por otro lado, falta en esta IA la reacción humana de espontaneidad, y la belleza natural de una comunicadora como Michelle Rivera, por lo que aunque Fórmula ha sido el grupo de comunicación de integrar informadores AI para su programación de radio y televisión , al igual que la ha hecho el Club América para sus avisos relativos al equipo de fútbol, en realidad ni la imagen llamada Nat, ni la llamada América, ni Sofi o Max podrán suplir del todo, a los comunicadores honestos ni tampoco a los corruptos.