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sábado, 7 de octubre de 2023

EL TRI 55 AÑOS DE UNA PATRAÑA AL SERVICIO DE LA CRITICA BAJO CONTROL Y DOMINIO

 












































Los supuestos aires de clandestinidad, la mentira de formar parte de una  propuesta antisistema,  la falsa  denuncia musical  en plena  persecución juvenil  en el año de la matanza estudiantil de Díaz Ordaz, realmente, fueron un disfraz de creación de EL TRI de Alex Lora, como un grupo rockero orgánico para aglutinar en un solo sentido, nada menos que   el control de expresión juvenil  a la cual se le cerraron las puertas en las televisoras y  también  se les penalizaron las calles al prohibir  las manifestaciones y  los conciertos de rock en vivo, bajo   la invención de haber ocurrido un desorden social en el concierto de Avándaro, organizado para esa apariencia  por Luis de Llano que siempre ha servido de  estratega para Televisa, empresa que también apoyó a El Tri  de manera secreta, para provocar el desvanecimiento de una nueva   expresión generacional y  que se escucharan los temas del grupo rockero mencionado, pero como si fueran promulgaciones  de dominio público y no producto de la publicidad subterránea  que les evitaba aparecer  en la pantalla del canal 2. Por un lado,  la banda de Alex Lora tenía como integrante a una mujer cuya función única consistía en ser fiel y servil a su cónyuge sin trascendencia alguna para la banda y para  las cientos de jóvenes que  ardían en rebeldía ante modelos obsoletos,  en donde los suéteres de César Costa y las malteadas de Angélica María ya no encajaban para quienes deseaban ilustrarse en la Universidad pública y  apelar por la falta de libertad y educación sexual, así como  la desigualdad social que se veían supuestamente reflejadas en los temas de El Tri,  en grabaciones de  discos que "casualmente"  no se producían en casas fonográficas  independientes,  sino en grandes empresas de la industria musical como lo son Fonovisa de Grupo Televisa, Warner Music y Universal Music, hasta agotar 30 millones de discos vendidos,  y nominaciones al Grammy, como premio al fomento del direccionismo  para la queja sin acción y la crítica repetitiva, inoperante y  sin importar las circunstancias históricas,   que se acompañaba   con  una mentada de madre, lo mismo para  el Presidente Salinas que para Fox o para Peña en el ocaso o después de su administración, aprovechando  la debilidad de los sexenios de cada mandatario, y sin excluir   al Presidente Andrés Manuel López Obrador con un 75 por ciento de preferencia entre los mexicanos de los cuales el cuarenta por ciento son jóvenes, aunque con   el asecho mediático empresarial en su contra, durante su mandato. Mientras  las generaciones rockeras se refugiaban en bandas extranjeras como Kiss o en las pocas  mexicanas como Zig Zag, que aún siendo nacionales y copias de otras extranjeras,  poco se les permitía grabar en español y  mucho menos grabar  en las   mismas casas disqueras que grababa El Tri -y que han quedado antes señaladas-. Y  es que el Tri logró juntar éxitos  que ahora festejan  con  55 años de carrera, bajo un concepto que nació en pleno reclamo estudiantil y un día antes de la matanza del 2 de octubre de 1968,  pero  sin abordar confrontalmente el tema de la dictadura presidencialista  y excluyendo de  su clásica mentada de madre,  al genocida titular del ejecutivo federal que estaba en turno, y cuyo festejo ahora  radica en la realización  de conciertos en donde la distribución de los boletos están a cargo de una empresa  monopólica para  asistir al  Roseland  Theatre y  a la Arena Ciudad de México, en donde el vocalista de El Tri  ha sido acusado de diferentes plagios, como el caso del tema dedicado al Metro Balderas del genial Rockdrigo fallecido en el terremoto de 1985 en México, y otros temas de Harvey Mandel, mismos que dibujan una parte de la sociedad con carencias a la que poco les importa salir en la televisión comercial y ser captados en la videograbadora  de su progenitora.