En la historia de la comunicación mexicana, ningún programa oficial había logrado captar la atención de los ciudadanos al grado de colocar su transmisión en los primeros lugares de audiencia, como ha ocurrido todo este sexenio con las conferencias del Presidente del país Andrés Manuel López Obrador. Por naturaleza, en la mayoría de los lugares del mundo, el televidente tiene resistencia al mensaje oficialista, al grado que en la programación de los medios de comunicación en México, cada mensaje presidencial se obligaba a ser transmitido en cadena Nacional para que los ciudadanos no pudieran evadirlo, y de esa manera se interrumpía la programación cotidiana de todos los canales de televisión y radio. en el caso de Las Mañaneras ofrecidas en vivo y de cara a la nación y a los medios de comunicación por el Presidente de México, la situación es increíblemente contraria, ya que los televidentes e internautas, prefieren escuchar la veracidad del mandatario expositor que los noticiarios que luchan por obtener el mayor número de auditorio en los noticiarios matutinos, que se transmiten a la misma hora que la conferencia presidencial. La idea de dichas reuniones, surgieron cuando el hoy Presidente mexicano era Jefe de Gobierno de la CDMX pero no tenían la cobertura que ahora tienen, a pesar de que las transmisiones conducidas por el Presidente López Obrador no son asfixiantes en la programación, ya que las mismas, solamente se transmiten en vivo por las cadenas públicas sin obligar a las privadas, y casi no se utiliza a la radio pública para su transmisión, situación contraria con espacios en la web de cadenas informativas que determinan enlazarse con la platica presidencial en su totalidad o por fragmentos ante la importancia de lo que decide el mandatario constitucional. Sin embargo el ciudadano en su papel de televidente, sigue estas emisiones al darse cuenta de la confiabilidad del dicho del Presidente López que se contrasta con la manipulación informativa de las cadenas de comunicación privadas y de lectores mentirosos de noticias que han tramado un cerco informativo ante su negación al progresismo y resistencia a perder privilegios ilícitos a cambio del bienestar d e la nación. Pero sí por sí esto no fuera poco, además el Presidente de México es un líder, cuenta con la aceptación de la mayoría de los mexicanos que lo han llevado a ocupar el segundo sitio de los presidentes más aceptados en todo el mundo y que al hacer sus recuentos, el orador resulta ameno, ilustra al pueblo sobre las acciones de gobierno pero también sobre el pasado oscuro de los anteriores períodos presidenciales que navegaban bajo la censura, expone temas de Ciencia Política, de Historia de México, de política internacional sin importar que se tengan que abordar situaciones tan delicadas como la soberanía mexicana ante el imperialismo estadounidense o el bloqueo a Cuba y otros factores que solamente con calidad moral pueden debatirse, así como el narcogobierno de Calderón, la corrupción de Peña y Fox y los saqueos de Salinas, Zedillo o la guerra sucia de Echeverria. López Portillo y sus sucesores. Ante lo agrio de estos temas, el Presidente López Obrador también se da tiempo de programar temas musicales, tener secciones de interés, invitados y la realización de contestar cuestionamientos e interrogatorios sin previa calificación, revisión o censura de los cuestionarios periodísticos, además de que no faltan reporteras de la fuente, que irremediablemente han llamado la atención del público ante sus actitudes inteligentes y sus bellezas. Entre los rostros bellos que rompen la atención de las pláticas libertarias de presidencia, aparece la joven comunicadora Liliana Piña Hernández quien roba suspiros,muchos de ellos aún en ayunas.