Mariana Zepeda es una de las reporteras de espectáculo más profesionales que existen en el panorama informativo, su trayectoria es una prueba fehaciente de constancia y olfato reporteril, que no necesita de escándalos que pueda acelerar su popularidad pero manchar su limpia trayectoria. Su presencia en el lugar de los hechos se convierten en ojos veraces y confiables de quienes quieren estar informados, además de que su capacidad intelectual resulta mayor a los charlistas de notas rosas que aparecen sentados en un sillón de sala frente alas cámaras. sin embargo construir prestigio lleva años pero destruirlo, ocupa solamente un par de minutos, por lo que resulta decepcionante, que para pagar cuota por haber aparecido como conductora en unas cuantas emisiones en el programa de chismes de Gustavo Adolfo Infante, ahora la reportera tenga que involucrarse en los pleitos entre Infante y Alfredo Adame que rebasan las barreras de la ética, al no respetar el conflicto de interés en el ejercicio periodístico, en donde Mariana se dice haber sido intimidada por Adame, y por tal motivo tener la intención de entablar una demanda en contra del actor, situación que cierta o no, en nada resulta de interés ni de incumbencia para el público televidente al cual se le trata como un morboso sin inteligencia, y cuyo proceder sí resulta útil para la estrategia publicitaria y jurídica de Infante y en un evidente deterioro para la todavía respetable reportera, a tiempo de enmendar errores que todos podemos tener.
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