El dicho aquel de que ""Detrás de un gran hombre se encuentra una gran mujer" para muchos es la explicación del cambio de actitud del gobernador del Estado de México, quien llegó a la silla del titular ejecutivo local en un Estado de la República poderosamente económico y potencialmente poblacional pero retrogradista y con alto nivel de analfabetismo político, al grado que nunca ha contado con un gobernador de oposición priísta y será de las últimas entidades federativas apestadas por el priísmo en los actuales cambios históricos. Y es que la no resistencia a la limpia corruptiva encabezada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador por parte de un mandatario local que pertenece a una estirpe, altamente corruptiva en donde su abuelo y su padre también fueron gobernadores del mismo Estado y del mismo partido y su primo el presidente d ela República, más corrupto de todos los tiempos, es que muchos señalan que la rendición del actual gobernador, aparte de la amenaza de la rendición de cuentas de la FGR, también se debe a los consejos de su inteligente cónyuge, Fernanda Castillo Cuevas, una diseñadora industrial que ya no experimentó los privilegios de las primeras damas que han antecedido las delicias de la miel matrimonial d ela gubernatura solapada por el presidencialismo dictatorial. Junto con Angelica Rivera y Maude Versini, esposas de segundos matrimonios de pasados mandatarios mexiquenses, es Fernanda, de las más bellas primeras damas de lo que ha resultado una zona abusivamente priísta.