Ana Montaño es una mujer inteligente y preparada que es invitada a las mesas de diálogo de Televisa. La línea editorial de la empresa televisora donde aparece Montaño, mantiene los mismos conceptos que autorizaron al conductor chistorete de Adal Ramones a evitar la manifestación del público ante el fraude electoral del 2006 que se presentó en los estudios de San Ángel del canal, en donde Ramones no solamente corrió a los ahí presentes sino que también se burló de sus manifestaciones. Los debates que ahora se presentan en la televisión mexicana, nacieron como una necesidad de disimulo de aquel pasaje grotesco televisivo en donde parte del público pedía espacios abiertos de conversación. Sin embargo, esos debates que terminan en la mayoría de los casos con unanimidad en las conclusiones, resultan pláticas interminables para ganar la percepciones retrogradas disfrazadas de progresistas con valiente enfrentamiento al poder, pero que no son más que intercambios de conceptos direccionados al conosimplismo con la dispersión de frases más que de ideas, que resultan instrumentos repetidores para ignorantes que en uso d elas mismas, quieren aparentar ser expertos ante su comunidad. Falta mucho para alcanzar el nivel de diálogo que sea motivación real para el nivel intelectual de los espectadores.
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