LENTE OCULTO.-En la cultura del anterior gobierno corrupto cuya filosofía era privilegiar a unos pocos, se atrancó el Palacio de Bellas Artes para la música popular, en donde por cierto, es la más recurrida por los supuestos tenores elitistas. El compositor Guadalupe Trigo no pudo entrar por falta de invitación y dinero, a escuchar por primera vez su tema "Mi Ciudad" en el local de mármol, mientras que Lola Beltrán fue la primera cantante de música con Mariachi en presentarse en el lugar, ante el escándalo de haber sido invitada por sitios de la alta cultura de Paris antes que en lugares de cultura de su propio país. El corrupto secretario de Cultura Rafael Tovar de Teresa y su más corrupta sustituta María Cristina García Cepeda, convirtieron a Bellas Artes en un salón de fiestas al mejor pagador como le fue alquilado a Manuel Mijares o donde ya era su fonda particular para Fernando de la Mora, y cuya chequera quiere ser abierta en este sexenio para Silvia Pinal. Sin embargo parece que la situación es diferente ante un gobierno progresista como el lópezobradorista cuya pandemia puede ser el motivo principal para el retraso de quitar candados de Bellas Artes a figuras como María Victoria, Marco Antonio Muñiz, Joan Manuel Serrat, Alejandra Avalos y para Aída Cuevas. Y prueba de ello, fue el avión militar que viajó por parte de los restos de José José a Estados Unidos para ser homenajeado en Bellas Artes y la inmediata reacción para que en ese lugar fuera homenajeado de cuerpo presente Vicente Fernández, aunque no se realizaron dichos honores, ya que los últimos deseos que dejó ordenados el Charro de Huentitán fueron no ser velado en un lugar que nunca lo invitó a brindar un recital, y de paso, evitar la comparación de popularidad con otros ídolos ahí despedidos. La actual secretaria de cultura, Alejandra Frausto Guerrero, ha mencionado que se deben cortar los abismos entre la cultura de alzada y la cultura popular, por lo que se espera que en esta segunda parte del sexenio se cumpla una agenda que está pendiente con los grandes artistas de nuestra música y del arte popular, sin que esto signifique que el Palacio de Bellas Artes ahora se convierta en un foro de Televisa, en donde el artista acostumbrado a comprar premios y honores ahora produzcan su "siempre en domingo", sino que simplemente, no sea un trámite principal para acceder una acta de defunción, y las puertas se abran de par en par para los grandes artistas como se ha hecho en esta administración con Javier Camarena y María Hanneman, para que tengan el lugar que les corresponde en el máximo escenario de la cultura en México sin importar el género de su expresión y sin descuidar el rescate al Teatro Blanquita para elevarlo al máximo escenario de la cultura popular, sin que el orden de espacios sea un pretexto para el abuso y la corrupción sino la expresión del alma a la que tiene derecho el pueblo de México y del mundo.
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