El latir de la Ciudad de México se acelera por su regreso a
la normalidad, después de la terrible pandemia, la industria de la música en
español parece querer hacer lo mismo con el regreso de Lupíta D´alessio al
mundo discográfico. El reloj marcaba las 21:45 horas del 6 de noviembre del
primer año de los ceroveintes de este siglo. La cita ya no sería El patio en
donde tantas veces dijo sería su último concierto para retirarse, ahora el
impluvio es la arena CDMX y todo está listo para el concierto presencial de D´alessio
y para la grabación de su disco en vivo para
Orfeón, la casa que la grabó por primera vez para después congelarla. El tráfico
alrededor del coloso de la alegría y la vendimia de posters con la imagen de Lupita y audios de sus anteriores grabaciones, disimulaban
una vida capitalina normal que solamente era delatada por quienes usaban el
cubrebocas. De pronto se apagan las luces, solamente el escenario se ilumina
para despertar a la leona dormida, que comenzó a entonar sus canciones de
amargura, de desgarra, de desamor y de necesidad
de cercanía por la persona que a la vez, tenemos ganas de no verle nunca más. Lupita
D'Alessio sigue siendo la intérprete que
hace estremecer, que atesora el estilo que muchos artistas buscan y no siempre
encuentran y que mejor se extingue su carrera sin jamás encontrarlo. Guadalupe
no, ella es diferente. Es la máxima vendedora sobreviviente de la industria del
disco en México y hace valer su jerarquía interpretando sus éxitos, aquellos
altamente conocidos por haber sonado en múltiples ocasiones en la radio, y habrá
otros que son mejores que los primeros,pero que fueron silenciados por un
litigio que ha llegado a su consolidación y que será urgente rescatarlos, al
ser más finos y más preciados que aquellos que la industria impulso.“Muchas
gracias por esta noche tan especial”, fueron algunas de las palabras que la
intérprete expresó antes de dar por finalizado el show, en el reencuentro con
su público de ayer y con aquella masa de reciente ingreso, en donde el
arte traspasa cualquier frontera generacional.