Después de haber estado secuestrado el Palacio de Bellas Artes en los anteriores sexenios, en donde en su programa operístico, siempre aparecían los mismos nombres, producto del influyentismo; ahora por primera vez se registró un lleno en el local de mármol, debidoa los días de la terrible pandemia, y fue con la presencia de Javier Camarena, quien es el mejor tenor mexicano, a pesar de que no había sido promovido por las grandes televisoras ni por los espacios periodísticos que arrojan intereses que son más económicos que informatvos. Ante un Palacio que se caía de aplausos para el artista en el escenario, de pronto apareció otra brillantez, el debut en Bellas Artes de la joven pianista María Hanneman, quien comienza un camino importante en su carrera, ya que es una músico prodigio y no producto de la publicidad con la que otros ocuparon espacios comerciales y se adueñaron de la agenda del Palacio de la Cultura en México.