LENTE OCULTO.-Aunque la mayoría de
los periodistas de radio y televisión que en su mayoría son los chayoteros de la comunicación, nos quieran
vender a Rommel pacheco como campeón
mundial y campeón olímpico, cuyos únicos casos lo han logrado María del
Rosario Espinosa y Ernesto canto, o que nos lo quieran publicitar como una de
las grandes figuras de la natación para el deporte mexicano; lo cierto es que el
clavadista yucateco, solamente ha sido protagonista de media tabla olímpica y
con el lugar que ha ocupado en la delegación
olímpica ha sido un estorbo para que naciera una generación de clavadistas como
ha ocurrido en la delegación de clavados femenil. Con sus influencias políticas
y su presión mediática, Rommel asistió a los juegos olímpicos de Atenas 2004 solamente ocupó el 10 lugar en
dos competencias, para Pekín 2008 con más experiencia olímpica ocupó el octavo,
y así en Río de Janeiro 2016 el 5 lugar pero en sincronizados y el 7 en
individual, hasta llegar a TOKIO 2020+1, en donde obtuvo su mejor lugar de su
trayectoria olímpica, ocupando el 6 lugar, y a lo
que los comunicadores serviles, le han llamado el éxito de Tokio y con mayor
dimensión que importantes cuartos lugares y medallistas de bronce. Pacheco ha
vivido de su renta publicitaria de haber conseguido el primer lugar en
el mundial de clavados sin que se diga
las circunstancias de su medalla otorgada, y su manera en que representó a la
patria mexicana. Y es que al principio de su carrera fue que Pacheco dio lo mejor
como deportista, al ganar oro en
los juegos panamericanos, competencia en
donde mejor se ha desempeñado, pero aquel titulo mundial en Río de Janeiro en el 2016 en la prueba de trampolín individual
de 3 metros en la Copa del Mundo de Clavados, al tratarse los clavados de un
deporte de apreciación, se dijo que la federación internacional le otorgó el oro como un choque de manos y de
compensación con México, ya que nuestro país tenía una sanción por la
Federación Internacional de Natación (FINA) por lo que incluso Pacheco no pudo competir con el
uniforme del país. Durante la ceremonia de premiación tuvo que entonar el himno
nacional a capella por no haber sido
programado el himno patrio como castigo,
lo que resultó una sanción humillante para México y que se acompañó con la
vestimenta de Rommel Pacheco que recibió el metal, portando una playera de Popeye “el marino”.