LENTE OCULTO
El saqueo empresarial que ha sufrido y sufre nuestro país,
resulta de una dimensión casi semejante a la de la conquista religiosa y la
imposición colonial. No se trata finamente de robar una cartera producto de una
habilidad en la búsqueda del descuido del atracado, sino de una estrategia perversa en la
distorsión de valores y el atropello educativo, al grado de que el agredido,
defienda como derecho propio el actuar del agresor. Los perjuicios sembrados en
nuestro pueblo y su incapacidad política y de resistencia civil, es el
resultado del rechazo irracional al cambio para quienes han crecido y han mamado una
idea aspiracional mal entendida. Las recientes elecciones intermedias en nuestro país, al igual que las elecciones presidenciales que trajeron el
triunfo del lópezobradorismo, resultaron con participaciones récord, pese a la
pandemia, y en donde se reafirmó el apoyo al movimiento progresista, por cojo
que esté, y un "dar la espalda" del pueblo de México -como nunca-, a los consejos
"bondadosos" de los medios informativos al servicio del interés
económico y no de la información, para tratar constantemente de aconsejar por quién y porqué votar. La
agrupación planeadora de la
transformación de la vida pública del país, creada por el propio Andrés Manuel
López Obrador y disfrazada de partido político, que es MORENA; en tan sólo nueve años y con tres elecciones
importantes en su historia, ya se ha
convertido en la primera fuerza política del país y la cual no pudo ser alcanzada ni con el
descaro público de la unión del PRI con el PAN y el PRD. El pueblo de México le
brindó al "partido" del Presidente, casi todo su respaldo en las
gubernaturas en disputa electoral y la mayoría simple en la cámara, aunque se
trate de confundir a la opinión pública de no haber alcanzado "la mayoría
absoluta", que constitucionalmente no existe, o la mayoría calificada que está jurídicamente protegida
para que ya no se obtenga, como ocurría en las dictaduras presidencialistas de los
años ochentas, y que por lo tanto, tampoco la obtuvo el presidente, ni cuando logró el 53 por ciento de la votación, hace cuatro años. Aunque el debate público entre los ciudadanos mexicanos resulta tan pobre como su educación política y general, el tema de discusión ya no es el fraude electoral como en otras votaciones; ni tampoco el ataque absoluto para el Presidente de la República; ahora existe una división en su defensa y la discusión intolerante entre progresistas y antiprogresistas. Mientras aún existe quienes anhelan el regreso del sistema estructurado de corrupción y las manipulaciones colectivas, por otra parte también existen los apoyadores de la transformación de la vida pública del país, y quienes han apoderado a la izquierda en el congreso con el 50+1, que sigue atando a las manos corruptas y hambrientas del desvío del presupuesto, por lo que de manera inédita, se ha dado la espalda por parte de los ciudadanos, a los medios de comunicación que son parte de la vocería del antiprogresismo. Aunque que el poder abusivo económico se ha debilitado frente al poder renovador político; el pueblo mexicano no toma la iniciativa práctica para asumir su responsabilidad de cambio, cuando las revoluciones pacíficas o no, emanan en el pueblo y no en los gobernantes, por más que quieran adjudicarse esa tutela, los medios de comunicación al servicio del imperio monopólico empresarial, que resulta lo más parecido a una dictadura socialista.