LENTE OCULTO |
El fenómeno López Obrador no deja de ser un platillo de buena mesa para columnistas, analistas políticos, sociólogos, historiadores del pensamiento y periodistas; su cincuenta por ciento más uno que le dio el triunfo en la presidencia de la república es una medida aritmética que no solamente es capaz de eliminar cualquier segunda vuelta de haber estado prevista en la legislación electoral mexicana, sino que también, resulta una bola de boliche que derrumbó la apatía del votante mexicano, que cambió su idea de no votar por la tolerancia de esperar en una fila hasta tres horas para pasar a tomar su boleta y emitir su sufragio; que fue capaz de deslizarse y derrumbar la guerra sucia, la manipulación mediática, el control del voto y de las instituciones, la intimidación empresarial y la parálisis de la respuesta cívica, moral y educativa. Sin embargo la revolución del voto emitido, no ha surgido como parte de un movimiento social cuando los mismos votantes un año atrás, fueron sometidos al fraude electoral del Estado de México de Alfredo del Mazo III, y que ahora muchos de ellos, volvieron a vender su voto -aunque sin resultado- y se casaron con un partido desleal y deshonesto; participaron en acto, obra u omisión en contra del candidato morenista y contaminaron el ambiente electoral expresando que votarían por la truqueada derecha neoliberalista aunque en realidad, pensaban tachar el círculo que pertenecía al cambio izquierdista. El derrumbe espectacular del gobierno actual y de sus partidos aliados, no es un estallido social y pacífico como producto de una masa pensante, pero sí una explosión provocada por una desesperación colectiva que expresó en el voto, su desagrado y una inconformidad activa y no de abstención, como mérito de un hombre que se sobrepuso a la calumnia, a la satanización y a ser punto de críticas hasta por su perseverancia al querer ser el mejor presidente que haya tenido México en su historia, y que ninguna prueba de Estado, ha podido contradecir su honradez, convicción y que con su insistencia, se ganó la credibilidad, el apoyo y la calidad moral para ser el objeto consecuente, suficiente y bastante para darle un fuerte golpe, a la mafia política y a su sistema basado en una muralla corruptiva. La caída del neoliberalismo, al menos en las urnas, no es producto de una revolución ideológica sino de una conducta masiva de sobrevivencia y enfado que tuvo a la vista la balsa idónea y que no tenía punto de comparación con la embarcación maquillada en su fachada, pero que no servía para huir por más que lo juraba el priperrepanismo y anexos. Andrés Manuel López Obrador como capitán del timón es confundido como un luchador social cuando solamente es un político, eso sí, un buen político que ahora tendrá que auxiliarse de la materia prima que tiene a la mano al no existir una generación visible de políticos de excelencia que lo acompañen. Por lo que si llegar a la presidencia fue un camino titánico; el hacer un buen gobierno como Presidente será un reto todavía mayor, al haber diablos sueltos y no existir condiciones políticas, económicas, morales, educativas y sociales que sean favorables para cumplir el objetivo, -porque sin demeritar la expresión de los mexicanos en las urnas en la pasada elección presidencial-, la población se puso los zapatos correctos para recorrer un largo camino, pero con agujetas desamarradas. Sin embargo, el hoy llamado Ciudadano Licenciado y Presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos, Señor Andrés Manuel López Obrador; será quien se cruce la banda presidencial junto y por encima, de la banda de legitimidad que ya se había colocado en el 2006, y antes de que éso ocurra, ya debe ser considerado como el personaje del siglo, para la política mexicana y para el liderazgo latinoamericano (al alcanzar más votos que Vicente Fox y que Lula Da Silva), aún sin ser ni un Dios salvador ni un diablo socialista.Una de las frases con que inició la lucha electoral obradorista en el 2000 para obtener el gobierno de la Ciudad de México, antes Distrito federal, fue buscar la felicidad de los ciudadanos mediante "un rayito de Esperanza", mismo que se dibujó en el cielo, mediante un aro de colores en el sol, justo cuando Claudia Sheinbaum recibía su constancia de mayoría como Jefe de Gobierno electa de la Ciudad de México y que llegó a tal cargo, de la mano de López Obrador al cual dijo, le iba a ganar en la procuración de justicia que se notaría en la capital del país pero siguiendo el modelo obradorista y que lucharía por la justicia social y expulsaría el abusivo negocio de particulares en que convirtió Miguel Angel Mancera a la metrópoli. El fenómeno del Halo solar es con lo que se ha coronado la esperanza de un nuevo gobierno por parte de Sheinbaum y de López Obrador quienes sin duda son dos de los gobernantes más capacitados para lograr la reconstrucción nacional pero que no son ángeles caídos del cielo y que como políticos tienen errores y hasta vicios que se adquieren por la sobrevivencia política, por lo que tendrán que trabajar y gobernar con el material humano menos malo de su entorno, ante una política devaluada y una ciudadanía delegante. Por lo pronto, las particulas de hielo en la alta atmósfera parecían reflectar cambios políticos en el País y en la Ciudad Capital que se esperan sean benéficos en la vida social, cultural, política , económica y democrática.
Ante la eliminación de Argentina, Brasil, Uruguay, México, alemania, Portugal, españa y la inasistencia de Chile e Italia; ahora es Francia, la selección que se apunta como campeona del Mundial de Fútbol Rusia 2018, aunque los aficionados locales, esperan una sorpresa de su cuadro ruso, que muchos dicen es el más débil y que sin embargo ya está en semifinales. Con la certeza de que la Copa FIFA se quedará en el continente europeo, el mundial se ha convertido en una semifinal de lo que podría ser una eurocopa.
EL BUEN HUMOR
DE SOMOSELESPECTADOR
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