Aunque se la pudo llevar por tan sólo su belleza, NORA PARRA
fue ganadora de la estatuilla de Oro por su talento como actriz y productora.
La hermosa dama siempre engrandece cualquier alfombra roja en la que aparece
desfilando.
EL MUNDO DE LAS PREMIACIONES UN LENTE OCULTO
LENTE OCULTO
Son las premiaciones quienes dan categoría y prestigio al
medio del espectáculo y el ejemplo por excelencia es EL OSCAR; sin embargo esta
necesidad de protagonismo y hasta ego
enfermizo ha dado a un comercio negro tan grande y dañino como lo puede ser el
chayote en la prensa o la payola y la
miserable venta de entrevistas en la radio. En el caso de las premiaciones
pagadas han venido a manchar los reconocimientos legítimos al grado de que un
premiado no sabe si está siendo homenajeado o utilizado y si está ganando
prestigio o esta haciendo el ridículo al recibir determinados premios que son
más vendidos que una concha de panadería. La compraventa de trofeos a cambio de favores,
de pago en moneda o en especie o la condición de vender boletos, pagar una mesa
de invitados o una botella humillan tanto al otorgante como al otorgado y se
engañan ambos, cuando es de todos sabido el proceso que hay que cruzar para
ganar determinados “reconocimientos” u homenajes en determinados recintos. A todos nos gusta ser reconocidos por nuestro
esfuerzo, pero este no es el punto importante;
lo que llama la atención es la venta de premiaciones como ropa usada
para ser objeto del centro de atención que no se puede obtener con el aplauso espontáneo
y el daño que provoca a aquellas otras premiaciones que se conforman de un
jurado conocedor y cuyas entregas son legítimas y basadas en el agradecimiento
a quien se ha esforzado o contribuye al arte y a la sociedad y no en la compra
de un auto halago en donde desconocidos son plus ultras y siempre los mismos,
cuando los merecedores son otros, que la mayoría de veces, lo que menos les
importa es un papel o metal que algún día estará lleno de telarañas o junto al
álbum de estampillas. Los que los compran en contrario, los presumen en el
centro de su sala pero la esculturilla o marco, no les recordará un esfuerzo
sino un cheque al portador. Es necesario para el bien del espectáculo y el arte,
rescatar premiaciones reales como El
Heraldo de México, el esfuerzo que trata de hacer LOS ARIELES y LAS LUNAS del
Auditorio, aunque realmente el medio artístico, deportivo y cultural se
encuentra huérfano de una premiación seria cuyos recursos sean producto de las
asociaciones civiles, los donativos o los patrocinios y no únicamente al destape de
botellas con licor.
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