miércoles, 2 de marzo de 2022

LAS GARANTIAS DE LA AUDIENCIA CUAL POESIA BARROCA

 























































ALGUIEN TIENE QUE DECIRLO.-Los derechos de la audiencia consistentes en recibir programación  de óptima calidad,  que se define  como aquella que  está comprobada, que es cierta, que no es maliciosa en favor de intereses subterráneos, que no viola  la paz social  nI observancias jurídicas, que propicia la integración familiar, que propicia el desarrollo armónico de la niñez, que difunde los valores artísticos, históricos y culturales, que afirma nuestra unidad nacional, que hace uso correcto del lenguaje, y que se basa en  la aplicación de contenidos ciertos, comprobados, que reflejan el pluralismo ideológico, político, social y cultural y lingüístico de la Nación;  finalmente resultan  buenos deseos con  alto grado de  utopía  más que la observancia legal establecida en la legislación referente a  Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión que buscaba una actualización efectiva en el 2014, pero que  al final, se convirtió en un poema en vez de una norma con la coercitividad debida, y en mucho ocurre,  ante el chantaje  pero también el cuestionamiento legítimo, derivados  de la difícil distinción entre la censura y el juicio del debido desempeño en la comunicación, por lo que se ha optado por el libertinaje en vez de la libertad regulada. Está claro que para el  concepto del gobierno lópezobradorista no se debe confundir la línea  censuradora con la moderadora y le resulta preferible las mentadas de madre a la presidencia producto de la derrota moral y el  enojo antiprogresista, que el inicio de una mordaza,  lo que  claramente propicia, la filosofía  (no de todo efectiva)  de  “que los medios deben regularse  con los medios”, pero que no es suficiente  ni  es una posición de una  política responsable tal postura ante un ambiente de fácil manipulación derivada de una situación educacional e histórica.  En base a lo anterior y en  aras  de no poner en riesgo las libertades mediante reglamentos o jueces calificadores gubernamentales, ni  de asociaciones  ni académicos sobre el bien y el mal o jurados sobre  lo aprobado y lo reprobado en el oficio periodístico,  es necesario la elaboración urgente de un programa educativo nacional  de estudios básicos,  aunque sea de manera provisional  con fines definitivos, y  que esté  basado en una reforma de aplicación de estudios  que nada debe tener con relación a las  garantías laborales de los trabajadores de la educación, y que deba brindar las herramientas necesarias al espectador para que no sea un visor absorbente de ideas para repetirlas sin estudiarlas ni entenderlas y sin dimensión de las mismas, sino  lograr transformarlo, en un inteligente observador con  criterio propio ante la emboscada mediática, aunque vaya en contra de intereses internacionales como nacionales en donde el atraso social les resulta aun sector perverso, como  una estrategia de control social y económica. 


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