domingo, 16 de enero de 2022

S.O.S. PARA IRAN CASTILLO

 








































Será el día de hoy en punto de las ocho de la noche, en que se transmita para la televisión mexicana,  la finalización de otro proyecto actoral de  Irán Castillo en el papel de Sofía, en la  telenovela "S.O.S Me Estoy Enamorando", y con ello, otro exitoso trabajo actoral con la misión cumplida de haber otorgado entretenimiento al televidente pero intrascendencia a la historia del arte. La también actriz del programa "Cándido Pérez",  tiene en su haber más de veinticuatro telenovelas desde su debut en 1990, de las cuales excepto sus más fieles seguidores, dudamos mucho, que exista alguno de estos proyectos televisivos en la memoria colectiva del público, ya que pudieron ser exitosos en su momento pero posteriormente  intrascendentes al tratarse de productos para una audiencia de consumo. La máxima vendedora en la existencia de la Revista H, demuestra  virtudes actorales que no están en duda sino por el contrario son notorias y sobresalientes, pero  que por culpa de la industria del entretenimiento que realiza la empresa televisora en la cual ha desarrollado la mayoría de sus proyectos, es que ha privado el arte actoral de la veracruzana al público inteligente, que si bien es cierto, puede disfrutar de las historias amenas, también es cierto que quiere disfrutar de las virtuosas de la actuación en proyectos de trascendencia y que el telepúblico no sea subestimado y calificado  como solamente consumidores de contenido de fácil pensamiento. Irán Castillo ha destacado en las telenovelas "Agujetas de Color de Rosa", "Soñadoras" y "La mexicana y el Gúero";´mientras que en el cine lo ha hecho con "El Tigre se Santa Julia" y "efectos sucundarios", y en teatro con las obras "Vaselina", "Fiebre de Sábado por la Noche", y "Habitación 306". Los proyectos de entretenimiento, de expresión artística y sus contenidos en los medios de comunicación también resultan el reflejo de un país, al llegar a un gran sector poblacional ante la rapidez tecnológica que en la mayoría de los casos es un convencimiento subliminal al materialismo, al individualismo, a la renuncia del análisis y la autocrítica,  a la justificación del doblemoralismo y al conductismo encaminado a solamente aceptar cierto tipo de modelos económicos y políticos.