jueves, 5 de diciembre de 2024

ES HORA DE REALIZAR UNA CINTA DIGNA SOBRE SILVIA PINAL CON PRESENCIAS COMO VERO ROSS O FERNANDA DEL CASTILLO

 


























Ahora que murió Silvia Pinal  podría ser  el momento de la realización de un material serio y de calidad sobre la vida y obra de una figura que marcó con su presencia la televisión mexicana, el cine internacional, el teatro musical y la vida social y política de nuestro país. En el 2019 se estrenó una pésima serie sobre Pinal Hidalgo bajo la producción de Carla Estrada para Televisa,  en donde se eligió  que Itati Cantoral hiciera el papel de Silvia Pinal en donde fue notorio que aunque la protagonista es una actriz carismática, no cumplía con las características para el papel, y más cuando tenemos a  figuras como la cantante Vero Ross y la actriz Fernanda del Castillo  cuyo parecido, preparación y personalidad  encajaban de manera extraordinaria para la serie, tal y como este espacio informativo lo dijo en su momento. Además de que  la historia  escrita por  Lele Portas y Marco Tulio, así como el propio libreto realizado por Manuel Fouilloux  se  efectuó bajo los intereses de la empresa televisiva y de la propia Silvia Pinal quien supervisó y presentó la serie  que sólo presentó los pequeños pecadillos de Silvia pero no sus verdaderas facetas que fue la causa que el pasado 28 de noviembre, el pueblo de México no asistiera en gran número al homenaje póstumo y de cuerpo presente, que se le realizó en el Palacio de Bellas Artes y televisado por casi todos los canales públicos y privados. Aunque Silvia Pinal no tenía las características mitómanas que parece ser un requisito de distorsión de personalidad, indispensable para una diva,   sí se consagró en  el cine mundial con la película  "Viridiana", en donde obtuvo una obra  de mayor calidad que lo mostrado en la televisión o en el teatro de consumo que produjo y participó, aunque fue la primera animadora y conductora de la televisión mexicana con un sobresaliente desempeño,  cuando  la radio y la pantalla casera estaba integrada por puros conductores y no conductoras. En la política, sobresalió por ser la Primera Dama del Estado de Tlaxcala cuando Tulio Hernández fue gobernador de aquel Estado, lo que la animó a ser líder sindical, asambleísta de la CDMX, diputada y senadora,  aún no teniendo ni la experiencia ni la preparación política ni el acercamiento con el sufrimiento del pueblo bajo una generación con la palabra crisis, pues mientras que Silvia era una mujer alegre, amable y sencilla ante su esfera social, resultaba  muy lejana al pueblo y cercana a un partido tan corrupto y dañino para México como fue el PRI. Incluso  cuando Silvia Pinal pertenecía al poder legislativo al cual llegó en las elecciones intermedias del periodo presidencial de Carlos Salinas de Gortari, ella votó por la privatización de los bienes del Estado Mexicano y su desmantelamiento para dejar las funciones de gobierno en manos de particulares,  y con ello el tratado de libre comercio  de norte américa y como consecuencia,  el saqueo  de empresas extranjeras y gobernantes nacionales de los cuales ella fue cómplice,  situación por la cual se explica,  que  a pesar del apoyo y la convocatoria  televisiva,  es que a fin de cuentas el  público mexicano no se dio cita de manera masiva,  ni  a las afueras del Palacio de Bellas Artes ni en las calles  por las cuales transitaba su carroza fúnebre, como ocurrió con Juan Gabriel, José José, Mario Moreno Cantinflas, la propia María Félix y hasta el escritor colombiano Gabriel García Márquez. Silvia  después de sus cargos que le brindaban fuero, tuvo que abandonar el país ante una investigación de desvío de fondos  cuando aparecía una oposición más fortalecida contra el PRI,  y hasta nuestros días,  a meses de su muerte, también se descubrieron irregularidades en  su fundación  Rafael Banquells  que tenía  fines supuestamente altruistas. Una biografía autorizada o no sobre Silvia Pinal y con las condiciones idóneas sobre lo que fue el personaje, y con la actriz adecuada, sería una joya de la pantalla que  serviría más que para hacer notar los errores o virtudes que son atributos  de cualquier ser humano,  sería útil para documentar un momento histórico para la vida social y pública del país, en donde antes de la revolución presidencialista y de la administración pública de los últimos años, se normalizaba la corrupción, el despilfarro a base de la Hacienda Pública, y la balanza se inclinaba  más en la belleza y el glamur del personaje que en lo valioso que podría ser su moralidad.