viernes, 2 de diciembre de 2022

HUGO SANCHEZ UN CANGURO VERDE

 





































































































La dictadura basada en la enajenación y el control electoral como la que vivió México durante más de 50 años disfrazada de democracia partidista, tuvo como estrategia de dominio, siempre lamentarse sin capacidad de acción, como supuesto sinónimo de libertad de expresión con una inyección  de baja autoestima como parálisis de lucha y rebelión, para fomentar como único recurso de defensa, la corrupción y el conformismo. De ahí frases de autodescalificación como –eso solamente pasa en México- o sarcasmos como –mexicano tú puedes-, -estamos en México-  con lo que nos interiorizábamos frente a los imperios y saqueos extranjeros, y exigencias llenas de direccionismo  ignorante como:  –para eso les pagamos con nuestros impuestos y sí no pueden, renuncien-. El fútbol como fenómeno social y fuente de control en México y en casi todo el mundo pero con diferentes estrategias, es que en nuestro país, sirvió como formación para que el mexicano viera en su selección un equipo superdotado, con todos los elementos para resultar campeón del mundo, pero que a la hora crucial  de dar el último pasó al éxito, el complejo azteca los derrumbaba, cual elector que votaba por aquel partido arrollador que brindaba protección, Estabilidad y progreso pero que a la hora de dar cumplimiento a la fortaleza del Estado y al plan de gobierno, resultaba confiable e  inoperante. Tales situaciones resultaban tan repetitivas cada cuatro años en los mundiales y cada seis en los cambios de Presidente, que se aceptaron como   normales, y parte de la herencia de la conquista española para marcar un destino fatal, en donde nadie podía evitar que el pobre siempre fuera pobre, el triunfador siempre fuera corrupto y el PRI siempre ganara la presidencia. La base de este control intelectual y social se mantuvo  en el presidencialismo dictatorial y en la dictadura empresarial fortalecida con el clasismo y aspiracionismo  capitalista,  aún más superlativo con la llegada del neoliberalismo globalizado, y que para el caso de México, ahora se ha llamado porel gobierno de izquierda como  “neoporfirismo”. De ahí que una selección mexicana colocada en el lugar quince del mundo respecto a  una federación internacional de Fútbol Asociación con más de 211 países, es decir con más afiliados que la propia ONU que tiene 193 países, es que cada cuatro años le demos la dimensión  de un equipo de héroes y luego de un bando de derrotados, guiados por un entrenador como único culpable cuando cuatro años atrás parecía resultar nuestro salvador de la patria, por el simple hecho de ser extranjero. Hoy el “Tata Martino” extécnico nacional,  es el enemigo público número uno, como en el 70 lo fue Díaz Ordaz con Echeverria, en el 82 López Portillo, en el 94 Salinas de Gortari y ahora por inercia se quiere fomentar el odio inmerecido al actual Presidente del país, que ha resultado transformador, como en el caso en que se crucificaba mediáticamente y de manera injusta, a Ricardo La Volpe que formó a la selección de fútbol que mejor ha jugado  de todos los tiempos, a Bora que sí llegó al quinto partido en 1986 y a quienes han logrado resultados históricos como derrotar a Alemania y que han puesto en jaque a potencias futbolísticas como Holanda, Italia, Francia y al propio Brasil.  En consecuencia de lo aquí expuesto, el sembradío de ideas de cambiar sin en el fondo hacerlo,  y sin herramientas educativas ni una  recontraprogramación de la conducta direccionista, nos lleva a que una selección mexicana que ha logrado estar entre los primeros lugares de torneos oficiales de la FIFA, la Concacaf y la Conmebol, con campeonatos del mundo infantil y medallas olímpicas recientes, -que es el torneo futbolístico más importante después de la Copa del mundo-, sigan siendo llamados “los ratones verdes” y  el fracaso mundialista  más grande de todos los tiempos, aunque haya sido un solo gol, lo que  nos separó del grupo compacto en donde estaba  Polonia, Argentina y Arabia Saudita. Y así la selección mexicana de fútbol  en su participación en Qatar, resulta etiquetada con el peor de los fracasos,  con la falsedad de ser mayor al que se tuvo   en Argentina 78, mientras que por otro lado,  perdonamos y no le quitamos ni un solo grado de potencias mundiales, ha selecciones que han venido decepcionando cada mundial, como Alemania con dos eliminaciones consecutivas en cuartos de final del mundial de Rusia y Qatar, o la no calificación de Italia  en mundiales consecutivos, y la  eliminación de  equipos que admiraban al mundo en el 2018 pero que no llegaron ni al mundial de Rusia, como lo fueron Chile y Holanda, hoy llamado Países Bajos. Mientras tanto se menosprecia que México sea de las selecciones que a más mundiales ha calificado y ha asistido  junto con Brasil que tiene 22, Alemania con 20 , Italia y Argentina con 18,  y México con 16, por arriba de Inglaterra, Francia, Estados Unidos y la propia España que en este mundial de Qatar tuvo mejor suerte que México y un solo gol lo llevó a calificar a octavos de final cuando Costa Rica estuvo a punto de eliminarlos junto a Alemania, de  una competición que se juega desde 1930 y en donde solamente han resultado campeones, ocho equipos en el mundo. Aquel Hugo Sánchez que salió  del  estacionamiento del aeropuerto de la CDMX, escondido entre los asientos del autobús  apedreado por ser el equipo mexicano,  el último lugar en Argentina  1978,  y que después siendo la gran figura de la liga española y -uno de los mejores extranjeros que han llegado al Atlético de Madrid y al Real Madrid-,  y que no pudo jugar el Mundial de Italia 1990 al haber suspendido a México del mundial por un acto tramposo en un mundial sub20, que en verdad han sido los dos grandes fracasos de la selección mexicana y no este de Qatar 2022, también ha sido protagonista y testigo, de un equipo mexicano que a diferencia de otras potencias deportivas, no había dejado de calificar a octavos de final de 1994 al 2018 de manera consecutiva, y que antes de esta racha, había logrado llegar a cuartos de final en 1970 y en 1986 siendo país sede de la cita mundialista.


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