La enorme atención que causó del televidente la cubana Cristina Saralegui con sus programas denominados talk shows por el auditorio latino en Estados Unidos; debía ser copiado por las otras televisoras estadounidenses pero también del resto de latinoamérica, tal y como ocurrió, aunque con programas tan aberrantes como los conducidos por Laura Bozzo en Perú y luego en México, por Talina Fernández y Carmen Salinas en perjuicio de la dignidad de la televisión mexicana o por la supuesta psicóloga Martha Susana, que resultó tan buena evaluadora de los pensamientos humanos que terminó de lectora de notas del corazón en programas de bajo nivel que se dedican a los chismes de los famosos. Los buenos programas de entrevistas que en México se disfrutaban en la televisión pionera, primero con Paco Malgesto y luego con Guillermo Ochoa, transcurrían del show de Adál Ramones y René Franco hasta llegar de manera forzada al talk show sin encontrar una conductora fina. Así hasta toparse con la presentadora de televisión Rocío Sánchez Azuara, que sin idea de involucrarse en la conducción, su belleza rubia potosina, la empantanó en los medios ante la insistencia de quienes veían un rostro atractivamente televisivo y de mayor presencia física que las terroríficas antes mencionadas, y cuya habilidad en el micrófono tuvo que ser adquirida bajo el amo de la experiencia y la constancia, hasta alcanzar el nivel de quienes presumían ser propietarias únicas del control de los Talk shows,cuyo accionar no deja de ser un engaño televisivo para los ingenuos que no aprecian que la televisión tiene más cualidades de entretenimiento que de aleccionamiento humano. Rocío Sánchez Azuara quien en un tiempo buscó ser famosa en el mundo musical, resultó ser funcional, para una televisión huérfana de identidad y de valores firmes, pero cuya habilidad en los medios de comunicación por medio de la experiencia y su impactante belleza, terminó por desbancar a las que una vez estuvieron y hoy ya no están, cuando ella sigue vigente en lo singular de estos proyectos, y a través de dos cadenas de televisión mexicanas, que son Televisa e ImagenTV. Los que gustan de las escandalosas confrontaciones humanas no tienen ni el mínimo deseo de que Sánchez Azuara les brindé otro tipo de televisión, de la que estamos seguros, ella también es capaz de brindar.