martes, 8 de junio de 2021

LAS IMAGENES EN ELECCIONES

 





































LENTE OCULTO

El saqueo empresarial que ha sufrido y sufre nuestro país, resulta de una dimensión casi semejante a la de la conquista religiosa y la imposición colonial. No se trata finamente de  robar una cartera producto de una habilidad en la búsqueda del descuido del atracado, sino de una estrategia perversa en la distorsión de valores y el atropello educativo, al grado de que el agredido, defienda como derecho propio el actuar del agresor. Los perjuicios sembrados en nuestro pueblo y su incapacidad política y de resistencia civil, es el resultado del rechazo irracional  al cambio para quienes han crecido y han mamado una idea aspiracional mal entendida. Las recientes elecciones intermedias en nuestro país,  al igual que las elecciones  presidenciales que trajeron  el triunfo del lópezobradorismo, resultaron con participaciones récord,  pese a la pandemia, y en donde se reafirmó el apoyo al movimiento progresista, por cojo que esté, y un  "dar la  espalda"  del pueblo de México -como nunca-, a los consejos "bondadosos" de los medios informativos al servicio del interés económico y no de la información, para tratar constantemente de aconsejar por quién y porqué votar. La agrupación  planeadora de la transformación de la vida pública del país, creada por el propio Andrés Manuel López Obrador y disfrazada de partido político, que es MORENA; en tan sólo  nueve años y con tres elecciones importantes  en su historia, ya se ha convertido en la primera fuerza política del país y  la cual no pudo ser alcanzada ni con el descaro público de la unión del PRI con el PAN y el PRD. El pueblo de México le brindó al "partido" del Presidente, casi todo su respaldo en las gubernaturas  en disputa electoral  y la mayoría simple en la cámara, aunque se trate de confundir a la opinión pública de no haber alcanzado "la mayoría absoluta", que  constitucionalmente no existe,  o la mayoría calificada que está jurídicamente protegida para que  ya no se obtenga,  como ocurría en las dictaduras presidencialistas de los años ochentas, y que por lo tanto, tampoco   la obtuvo el presidente, ni cuando logró  el 53 por ciento de la votación, hace cuatro años. Aunque el debate público entre los ciudadanos mexicanos resulta tan pobre como su educación política y general, el tema de discusión ya no es el fraude electoral como en otras votaciones; ni  tampoco el ataque absoluto para el Presidente de la República;  ahora  existe una  división  en su defensa y la discusión intolerante entre progresistas y antiprogresistas. Mientras aún existe quienes  anhelan el regreso del sistema estructurado de corrupción y las manipulaciones colectivas, por otra parte también existen los apoyadores  de la transformación de la vida pública del país,  y quienes han apoderado a la izquierda en el congreso con el 50+1, que sigue atando  a las manos corruptas y hambrientas del desvío del presupuesto, por lo que  de manera inédita, se ha   dado la espalda por parte de los ciudadanos,  a los medios de comunicación  que son parte de la vocería del antiprogresismo. Aunque  que el poder abusivo  económico se ha debilitado frente al poder  renovador político; el pueblo mexicano no toma la iniciativa práctica para asumir su responsabilidad de cambio, cuando las revoluciones pacíficas o no, emanan en el pueblo y no en los gobernantes, por más que quieran adjudicarse esa tutela, los medios de comunicación al servicio del imperio monopólico empresarial, que resulta lo más parecido a una dictadura socialista.