martes, 3 de julio de 2018

ANDRES MANUEL LOPEZ OBRADOR LA LLEGADA CONTRA TODO






































































LENTE OCULTO


Dios tiene poder, gracias a dos elementos, que son la fe y el temor. Hoy esos dos elementos los tiene el nuevo Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y todo a su alcance individual para formar un gobierno honesto y nuevo  con obstáculos colectivos. López es el iniciador de un movimiento que no está acompañado con la solidez de otros hombres que entiendan la importancia de la transformación y no de la simple alternancia. Sin embargo su compromiso con la buena causa le ha dado legitimación durante una lucha en donde el ataque de Estado, el ataque mediático, político, extranjero y empresarial, han servido como "la prueba del ácido"  que le permite expresar su ambición legitima de querer ser el mejor Presidente  que México haya tenido en su historia, desde Guadalupe Victoria hasta el actual ejecutivo federal. Objeto de dos fraudes electorales, desaforado para pretender meterlo a la cárcel y el punto de ataque hasta por aquellos que no estaban convencidos de su culpabilidad, López Orador fue adquiriendo admiración, liderazgo, preferencia y esperanza.  Ahora asume el reto de poderse colgar la banda presidencial por encima de la legitima y la posibilidad trágica de dejar de ser el político más importante del siglo para pasar a ser el Presidente que no cumplió las altas expectativas. Sin embargo la unidad nacional que ha logrado al ganar las elecciones presidenciales, entre temerosos, manipulados, conocedores y clasistas, no las había logrado un solo hombre ni siquiera en el tiempo de la independencia de México ante la Corona Española. Andrés Manuel López Obrador el candidato más votado de la historia, busca la tercera transformación del país como lo fue la Independencia, la Reforma y la Revolución, con la diferencia, de que el movimiento que protagoniza lo busca formar de manera pacífica. Por lo pronto, ya logró vencer a la mafia del poder en una contienda electorera al ganarle hasta con sus propias fichas. Ya  salió victorioso de la guerra sucia, venció a los empresarios, publicistas, mal imitadores  y políticos  malhechores. El próximo mandatario de este país, señaló que sobre aviso no hay engaño, y que no permitirá actos de corrupción, ni a funcionarios, ni a compañeros de lucha, ni a amigos  ni a familiares. En su mandato, anticipó,  que habrá respeto  a las naciones hermanas con no intervención y establecerá un plan de reconciliación y paz nacional con el propósito  de que el mexicano sea feliz donde nació y que atenderá a todos por igual, pero ante todo, primero a los pobres. Prometió no fallarle al pueblo. Y así desató la esperanza que ha ondeado como bandera  con el asta del ejemplo, ante un sistema de gobierno caduco y podrido, un Estado fallido  y una ciudadanía sumisa, en busca de fórmulas mágicas y delegadas en otros,  enajenada e inoperante pero que motivada por el deseo del cambio y el único hombre que lo puede representar, se volcó a las urnas,  cual país del primer mundo.


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